martes, 13 de noviembre de 2007

Es nuestra culpa

Trabajo en un sótano. Todo ok, se labura bien. Simplemente establezco el dato de que trabajo... un par de metros bajo tierra. Digo esto porque, en uno de esos arranques que tiene mi memoria, tal vez como respuesta a preguntas oportunamente ignoradas, me vino a la cabeza aquella obra de Roberto Arlt, "La Isla Desierta", en la que un grupo de trabajadores asegura que las ventanas que dan al puerto son nocivas para su trabajo, que no los dejan concentrarse, y que era mejor cuando trabajaban... en el sótano. Precisamente.

Digo, es muy extraño echarle la culpa al puerto de la distracción; es como echarle la culpa a la bala de las muertes, o al sanwich del hambre que tiene uno.

Nada, una pequeña reflexión. Ojalá nunca los barcos carguen con culpas evidentemente mías.

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