miércoles, 22 de abril de 2015

La mirada del otro

Leemos hoy esta nota de Eduardo Levy Yeyati, economista que respetamos mucho y con el que tenemos más acuerdos que disensos (no que a él le importe, claro).

Extractamos una parte:

"Una sociedad moderna, democrática y republicana no necesita un dictador benevolente ni un superlíder con superpoderes a la manera de las débiles democracias delegativas que describió Guillermo O'Donnell.

Necesita, en todo caso, una red de líderes múltiples, referentes sociales que, cada uno desde su lugar, lideren con la acción, reencauzando nuestro esfuerzo solidario del desarrollo.

Políticos que piensen en la década antes que en las elecciones de octubre, empresarios que exijan más productividad antes que menos impuestos, sindicalistas que luchen por más y mejor empleo antes que por una porción más grande de un producto menguante, intelectuales que generen ideas y consensos para alimentar el debate y la política pública."

Coincidimos, en términos generales, con la proposición. Pero preguntamos más allá: ¿por qué los políticos piensan en octubre y no en la década?

En la respuesta, entendemos, aparecerá inevitablemente el tema recurrente en la Varietè: los incentivos

Esa red de líderes múltiples debería mantenerse muy firme ante tentaciones de poder que necesariamente llegarán. Hemos visto muchos ejemplos en contrario.

Yeyati menciona "la mirada del otro". Y aquí está la clave. El otro somos nosotros. Los líderes no pueden reencauzar esfuerzos solidarios si nosotros nos cagamos en todo lo que se mueve. Y, precisamente, si a nosotros no nos importa un bledo, nuestros líderes entenderán el mensaje, y obrarán en consecuencia.

Creo que lo que quiero decir es que no tenemos esa clase de liderazgo porque, si bien en la corta puede funcionar, en la larga termina haciendo agua. Terminamos recurriendo al caudillo, al dictador benévolo. Si seguimos insistiendo con el nombre por sobre la estructura, por algo es. Las PASO son un ejemplo. En la mayoría, o bien hay sólo un candidato, o bien hay varios, pero sólo uno tiene el apoyo y la anuencia del caudillo mayor. Y si ese caudillo no se pronunció, todos pugnan por recibir esa bendición.

Si, en cambio, nosotros nos negamos a "naturalizar el oportunismo", en la larga los que ocupen posiciones de poder tendrán la cancha marcada. Si nosotros pensamos en la década, en lugar de, por ejemplo, el famoso "voto cuota" de la segunda presidencia del Carlos, entonces nuestros líderes van a tener otros incentivos. Se van a seguir equivocando, pero la óptica va a ser distinta.

Mientras eso no pase...






(Si, nos atrevemos a agregarle algo a la nota de Levy Yeyati. Caraduras, no lo duden. Y léanlo a Eduardo, que sabe mucho)

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